En México, algunas propuestas han sido señaladas por organizaciones ambientales como benéficas para la industria plástica de envases, especialmente por promover una economía circular.
Greenpeace México y El Poder del Consumidor han denunciado que varias propuestas legislativas y acciones gubernamentales favorecen la producción de plásticos de un solo uso, a pesar de una sentencia judicial que ordena su prohibición.
Propuestas legislativas como la de la senadora Maki Esther Ortiz Domínguez buscan posponer la prohibición de plásticos de un solo uso hasta 2040, clasificándolos como “residuos estratégicos”, lo que promueve su producción.
La exclusión del PET transparente en algunas iniciativas, a pesar de ser uno de los materiales más contaminantes.
Alianzas con grandes corporaciones mediante la ECOCE, una agrupación fachada que mantiene el modelo de producción contaminante.
Proyectos industriales como el parque en Hidalgo, parte del Polo de Desarrollo de Economía Circular para el Bienestar, son criticados por perpetuar la contaminación en comunidades vulnerables como Tula.
El plástico, supuestamente es bueno porque prolonga la vida útil y reduce el desperdicio de alimentos. Es ligero para el transporte que disminuye emisiones de CO₂. Su reciclabilidad y versatilidad, permite múltiples usos y diseños; además protege contra plagas y microorganismos.
Los ambientalistas advierten que estas medidas son estrategias de “greenwashing” —es decir, aparentes esfuerzos ecológicos que en realidad perpetúan prácticas contaminantes-.
También señalan que estas acciones contradicen mandatos judiciales y ponen en riesgo la salud pública y el medio ambiente.