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Quinta Fernando Schmoll, 105 aniversario de su fundación

Información: Heidy Wagner.

Carolina Wagner Lutzemberger, nació en Kriegsfeld Alemania el 23 de noviembre de 1876. Kriegsfeld es un hermoso pueblo que tiene 1125 años de haberse fundado, está situado en el distrito de Donnersberg, en el estado federado de Renania-Palatinado (Alemania). Su población estimada a finales de 2016 era de mil 46 habitantes. Se encuentra ubicado en la zona centro-sur del estado, al suroeste de Maguncia —la capital del estado— y al noreste de la ciudad de Kaiserslautern.

Ferdinand Schmoll Bergmann, nació en Colonia Alemania, el 10 de marzo de 1879, Colonia es una ciudad de 2000 años de antigüedad que se extiende por el río Rin, en el oeste de Alemania, y es el núcleo cultural de la región.

Carolina Wagner luego de haber concluido sus estudios profesionales en la Universidad de Heidelberg fundada en 1386, con una sólida reputación en ciencias naturales, incluyendo la botánica. Su jardín botánico (Hortus Palatinus) tiene una historia que se remonta a 1593, es así que ella se convierte en una de las primeras mujeres especialistas en botánica.

 

 

Durante alrededor de diez años, Carolina Wagner estuvo enfocada en trabajos de investigación de distintas especies de plantas, para ello era necesario ilustrar a través de dibujos descriptivos cada una de las plantas estudiadas, es entonces que conoce a quien sería su compañero de vida, Ferdinand Schmoll, destacado artista plástico, ampliamente reconocido por sus bocetos, pinturas, y murales expuestos en distintas galerías y universidades de Alemania.

Lo que empezó como un trabajo conjunto en Alemania los llevó a iniciar un nuevo proyecto juntos, pero en México, al otro lado del mundo.

 

Así inició la historia en México

Con la finalidad de estudiar la flora desértica de México, en 1913 a bordo del buque Ypiranga salieron desde el puerto de Hamburgo Alemania el artista plástico Ferdinand Schmoll y la bióloga Carolina Wagner con destino a Veracruz, México.

Se trata de uno de los barcos de pasajeros que transportaban inmigrantes de Alemania y otras partes de Europa hacia América Latina a principios del siglo XX, el mismo que transportó gratis a Porfirio Díaz y que tuvo otras participaciones en la historia mundial.

En 1913, Alemania vivía una época de gran prosperidad económica e industrial, siendo la segunda potencia industrial del mundo, además de estar inmersa en un creciente militarismo y nacionalismo que culminaría en la Primera Guerra Mundial al año siguiente. Al mismo tiempo, era un momento de tensión social y política, con la aparición de ideologías extremas como el antisemitismo, mientras figuras como Adolfo Hitler se mudaban a Múnich.

El contexto previo a la guerra, a pesar de la prosperidad, Alemania se encontraba en el umbral de un conflicto que cambiaría radicalmente su futuro. La invasión de Bélgica en 1914 marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Por otra parte, en 1913, México vivió una profunda convulsión debido a la Decena Trágica, un golpe de estado militar que derrocó y asesinó al presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, llevando a Victoriano Huerta al poder. Este evento marcó el inicio de la segunda etapa de la Revolución Mexicana, con la intensificación de los combates y la formación de nuevos ejércitos, como el Ejército Constitucionalista liderado por Venustiano Carranza y la División del Norte comandada por Francisco Villa.

 

De acuerdo con registros de la época, una vez que desembarcaron en Veracruz, abordaron el ferrocarril para trasladarse a la Ciudad de México, donde radicaron durante algunos meses, tiempo donde Ferdinand Schmoll realizó diversas obras pictóricas que a su vez expuso en espacios públicos y privados, pinturas que fueron adquiridas por coleccionistas de arte.

Por su parte, Carolina Wagner durante más de cinco años se dedicó a contactar a especialistas botánicos, tanto en instituciones educativas de la Ciudad de México como en algunos otros estados, como Guadalajara en Jalisco, en Morelia Michoacán, con la intención de conocer zonas propicias en México para establecerse de forma definitiva para investigar más –particularmente — sobre las cactáceas. Una de las propuestas fue instalarse en Hidalgo, otra fue en el norte del país, concretamente en Tamaulipas, también en Saltillo, Coahuila, sin embargo, luego de analizar distintas opciones, surgió una propuesta más accesible: Cadereyta en Querétaro, tomando en cuenta que se encuentra en el centro del país y su clima propicio para el cultivo de cactáceas.

 

  • Arribo a Cadereyta de Montes

 

Entre 1917 y 1920 la pareja adquirió pequeños predios adjuntos en Cadereyta de Montes, con la intención de establecer tanto su casa como un área destinada al cultivo, reproducción, preservación e investigación de la flora endémica de México y particularmente de la zona del semidesierto tanto de Querétaro como de Hidalgo, Guanajuato y San Luis Potosí.

Es así que en agosto de 1920, de acuerdo con documentos de la época, de manera formal dio inicio este centro de investigación en Cadereyta de Montes, época en que el estado de Querétaro fue gobernado por distintos personajes durante periodos cortos, lo mismo ocurría en Cadereyta, distintos presidentes municipales asumieron el cargo por periodos pequeños.

La vida en esta zona no era fácil, la falta de servicios básicos y de infraestructura pública era evidente, falta de transporte, agua, luz eléctrica, etcétera, sin embargo a base de trabajo y constancia salieron adelante.

El amor por esta tierra, fue evidente, el 19 de agosto de 1932 les fue aprobada la solicitud de naturalización mexicana tanto a Ferdinand Schmoll como a Carolina Wagner, documento firmado por el Presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio.

También es importante destacar que el matrimonio Schmoll – Wagner contribuyó en mucho aportando recursos económicos para lograr que  Cadereyta contara con agua potable y luz eléctrica. Gestionó con las autoridades estatales el mejoramiento y construcción de carreteras de acceso de Cadereyta hacia la capital del estado y hacia la Sierra Gorda de Querétaro.

 

QUINTA FERNANDO SCHMOLL

Durante muchos años, este centro de investigación y preservación de la flora, contribuyó con otros institutos en distintos países con el intercambio de semillas, acción que se tradujo en que actualmente la Quinta Fernando Schmoll cuenta con más de 4 mil especies de cactáceas, suculentas y euphorbias tanto con presencia en la mayoría de los continentes del mundo, acción que le ha valido para que el Instituto de Biología de la UNAM la catalogue como uno de los bancos de germoplasma más importante de América Latina.

Un hecho relevante para compartir es que con motivo del 30 aniversario de su fundación la Quinta Schmoll, a propuesta de la Dra. Helia Bravo Hollis, en octubre de 1951 la recién fundada Sociedad Mexicana de Cactología, organizó una excursión para visitar el famoso lugar en Cadereyta. Jorge Meyrán, estudioso de las crasulaceas mexicanas y amigo personal de la bióloga ya desaparecida, nos recuerda:

“La señora Schmoll visitaba a la Sra. Bravo en el Instituto y le llevaba plantas, pero la Sra. Bravo no conocía Cadereyta. Organicé la excursión y al llegar a la Quinta Schmoll sentí gran satisfacción al ver el gusto y la sorpresa de la Sra. Schmoll al volver a ver a la Sra. Bravo después de tantos años” (Historia de la Sociedad mexicana de Cactología, Jorge Meyrán García, revista Cactáceas y Suculentas mexicanas, enero — marzo de 1999).

El hecho narrado y la visita de un buen número de botánicos y naturalistas de todo el mundo, se convirtió en una constante que ha tenido la Quinta Fdo. Schmoll a lo largo de sus 105 años de existencia. Y no ha sido para menos, las colecciones de plantas suculentas que alberga en sus extensos jardines, en sus invernaderos son de las más importantes en el mundo y han sido citadas en varios estudios biológicos.

A lo largo de cuatro generaciones de la familia Wagner ha sido posible colaborar con prestigiadas instituciones como el Instituto Tecnológico de Monterrey, la UNAM, la UAQ, la Universidad de Chapingo además de otros institutos como el CONACYT –entre muchos otros – que a lo largo del tiempo han realizado sus trabajos de investigación, tesis además de escribir artículos para revistas científicas y libros especializados en materia botánica.

Por ejemplo botánicos de renombre como lo fue el alemán Hans Krainz, descubridor y descriptor de la queretana Mammillaria mathildae, a lo cual en 1973 nombró a este cactus en honor de la Bióloga Mathilde Wagner. De la misma manera otra cactácea que produce bellos y grandes flores, Echinocereus Schmollii, fue nombrada en homenaje de Fernando Schmoll. Estos son solamente dos pasajes que forman parte de las muchas experiencias que han rodeado a los alemanes y a su casa preservadora de cactáceas.

Algo de admirarse es el invernadero más viejo del lugar, el cual alberga la excelente colección personal de cactáceas que dejó el ya desaparecido Fernando Schmoll. Ahí podemos ver ejemplares de plantas suculentas muy desarrolladas y con edades considerables a cuestas, perfectamente dispuestas en camellones, bien cuidadas y que siguen produciendo muchas semillas, las que posteriormente son germinadas.

Podemos apreciar también grandes ejemplares de más de 150 años de edad, de los llamados barriles de oro o asientos de suegra, Echinocactus grusonii que provienen de sitios hoy inundados por las aguas de la presa Zimapán.

La Quinta Schmoll nos ofrece horas de esparcimiento físico y mental, de conocimiento botánico con la observación de plantas, de lectura con los libros sobre el tema que existen en su variada biblioteca y con las conferencias que se imparten.

Este es sin ninguna duda otro lugar más que existe en nuestro país dedicado al cuidado de la biodiversidad de nuestras zonas áridas y que en un fin de semana vale mucho la pena visitar y admirar.

Ante el fallecimiento y su legado continua:

Fernando Schmoll falleció el 23 de mayo de 1950 y Carolina Wagner el 24 de septiembre de 1951, ambos fueron sepultados en el panteón municipal de Cadereyta de Montes, sin embargo hoy en día existe una denuncia ante la Fiscalia General del Estado de Querétaro y ante la Defensoría de los Derechos Humanos debido a que existe la presunción que en 2024 su sepulcro fue profanado.

Previo al fallecimiento del matrimonio Schmoll – Wagner, en la década de los años 40 llegó a Cadereyta la segunda generación también procedente de Alemania, compuesto por el matrimonio de Willy Wagner y Mathilde Hellmann y dos hijos: Heinz y Wilfrido, ellos siguieron con el legado.

A lo largo de varias décadas, Willy y Mathilde –en un principio – sin el dominio del idioma español, trabajaron de forma incansable para seguir con este importante legado natural, alguien que siempre les apoyó fue el entones gobernador del estado, Manuel González de Cosío, quien además de ser amante de las plantas también dominaba el idioma alemán, así que les ayudó a regularizar su situación migratoria en nuestro país.

En los años 80 ambos decidieron volver a Alemania para atender diversas afecciones de salud que ambos padecían, país donde desde hace varios años ya vivía Wilfrido Wagner, fue en Alemania donde los tres fallecieron.

Así que el legado de la Quinta Schmoll pasó a manos del matrimonio del Biólogo Heinz Wagner Hellmann y la destacada política Mercedes Loustalot Laclette Villarreal (tercera generación), quienes durante más de dos décadas continuaron con esta responsabilidad. Sin embargo el 25 de agosto de 2015, Heinz Wagner falleció y el 26 de agosto de 2024 falleció Mercedes Laclette.

Heredando esta encomienda a su hijo Heinz Wagner Laclette, a su esposa Blanca Olvera y a su nieta Janette Wagner Olvera, siendo así la cuarta generación a cargo de este magnifico lugar que este año está celebrando 105 años de existencia.