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Víctor Gutiérrez escultor del monumento en honor a Conín

Información Heidy Wagner

 

 

El monumento de 70 metros en honor a Conín, cuyo nombre en idioma otomí (hñähñu) significa “alboroto”, “gritería” o “ruido fuerte”, también se ha interpretado como “el que hace alboroto”. Históricamente, este nombre está asociado con el cacique otomí del siglo XVI conocido como Fernando de Tapia, cuyo nombre original antes de la conversión al cristianismo era Conín. Fue un líder fundamental en la fundación de la ciudad de Santiago de Querétaro.
Conín originario de Nopala, en el señorío de Xilotepec, poco se conoce sobre sus primeros años antes de la llegada de los españoles. Se cree que era un comerciante o pochteca que comerciaba con los mexicas y las tribus chichimecas, intercambiando productos como hilos de maguey, sal y mantas por pieles de animales.

 

 

Víctor Gutiérrez escultor del monumento a Conín

 

Con la caída de Tenochtitlan en 1521, muchos pobladores otomíes emigraron hacia la región del Bajío, donde Conín aprovechó su conocimiento del área para establecerse cerca de lo que hoy es Querétaro. Hernán Pérez de Bocanegra, conquistador y encomendero español, lo convenció de convertirse al cristianismo, bautizándolo como Fernando de Tapia. Como aliado de los españoles, ayudó a someter a los indígenas del área, incluidos los chichimecas de Andamaxei. En 1531, obtuvo el permiso para fundar la población que eventualmente se convertiría en la ciudad de Querétaro.
Fernando de Tapia desempeñó un papel crucial en la colonización de la región, siendo recompensado con tierras y vasallos. Su influencia fue tal que fue nombrado gobernador vitalicio y se le otorgó el título de capitán general. A su muerte en 1571, su hijo Diego de Tapia heredó el gobierno y continuó su legado. Fernando de Tapia, nacido como otomí, dejó un legado duradero en Querétaro, trabajando incansablemente para consolidar las instituciones coloniales.

Víctor Gutiérrez escultor del monumento a Conín
Ante este contexto, hoy vamos a conocer un poco más de Víctor Gutiérrez Guerra, el reconocido escultor autor del monumento de 70 metros de altura hecho con concreto y cantera negra, localizado en la autopista 57 a la altura de Miranda, municipio de El Marqués, obra inaugurada en 1985 (previo al mundial de futbol de 1986) hace 40 años, durante la administración del Gobernador Rafael Camacho Guzmán en honor de Conín.

 

Víctor Gutiérrez nació en la Ciudad de México el 9 de noviembre de 1950 en una familia de escultores que han realizado importantes monumentos dentro del país desde el siglo XIX, con 56 años dedicado a la escultura, este artista siguió la carrera de su padre y abuelo, quien trabajó en la estatua de la libertad, y en el mal logrado Palacio del poder legislativo, estructura que sirvió para hacer el monumento a la revolución.

Víctor Gutiérrez escultor del monumento a Conín
Escultor mexicano, autor de más de 2 mil obras públicas y otras más de caballete, las cuales han sido admiradas en galerías de Estados Unidos, Irlanda, Holanda, Francia, China, Puerto Rico, Colombia y El Salvados por mencionar algunos.

Se formó en la Escuela de Pintura y Escultura “La Esmeralda”, bajo la tutela del maestro Francisco Zúñiga, siendo alumno de don Moisés del Águila en el área de fundición artística. Inquieto por naturaleza estudió la carrera de Arquitectura en la UNAM, realizando además cursos de cerámica en la Escuela de Diseño y Artesanías, y de Crítica de Arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (Academia de San Carlos), de la Ciudad de México.

A lo largo de su trayectoria artística ha inmortalizado en materiales tradicionales como piedra, bronce y mármol o contemporáneos como en Resina Poliéster y fibra de vidrio, personajes como Miguel Hidalgo, los Niños Héroes, Benito Juárez, Don Quijote y Sancho Panza, Próceres nacionales e Internacionales como el monumento a Rocky Marciano de 6 metros en Brockton, Massachusetts en los Estados Unidos, etcétera, así como piezas decorativas en fuentes y parques. Imágenes religiosas como el gigantesco Cristo de 33 metros de altura en piedra o la majestuosa Virgen de Guadalupe de 30 metros en bronce colocados en el Estado de México así como la escultura en bronce de Nuestra Señora de Los Ángeles en Dublín, Irlanda, han cimentado su prestigio nacional e internacional.

Víctor Gutiérrez escultor del monumento a Conín
Gran parte de su creatividad está dedicada a la mujer, en la que ha plasmado su admiración. Conocidas son las esculturas “con vida” de mujeres mestizas: tehuanas, otomíes, oaxaqueñas, veracruzanas, entre otras, ataviadas con trajes típicos en los que no se escapa ningún detalle. Mujeres de piel morena, recias, vibrantes, realizadas en bronce, con pátinas en tonos azul o verde, que parecen danzar y tomar vida. Mujeres sonrientes, orgullosas, altivas, de cuerpos perfectos que se adivinan bajo el vestuario en movimiento… Víctor Gutiérrez ha enarbolado la bandera del mexicanismo moderno en su obra, obra perenne, inmortal, que vence el tiempo y domina la crítica.

Ha participado en casi una veintena de ferias internacionales de arte en diversos países, con más de un centenar de exposiciones individuales y colectivas, creando con su estilo particular y con el conocimiento de su oficio, varias generaciones de seguidores que a lo largo del tiempo ingresan a la vida profesional de la escultura, tomando como modelo a seguir para sus talleres y técnicas de elaboración, el taller y las creaciones de Víctor Gutiérrez.

 

Víctor Gutiérrez escultor del monumento a Conín