Información Heidy Wagner Laclette.
La Guerra Cristera, también llamada Guerra de los Cristeros o Cristiada, fue una guerra civil en México que se prolongó durante tres años, desde el 3 de agosto de 1926 (hace 99 años) al 21 de junio de 1929, entre el gobierno y milicias de religiosos católicos que se resistían a la aplicación de la llamada Ley Calles, la cual proponía limitar y controlar el culto católico en la nación, el cual es mayoritario en este país. Fue la penúltima guerra que tuvo México en su territorio.
Hay que mencionar que la Ley Calles fue una modificación al Código Penal en 1926 por el presidente Plutarco Elías Calles, para limitar las manifestaciones religiosas con el fin de contar con instrumentos más precisos para ejercer los controles que la Constitución de 1917 estableció en el artículo 130 como parte del modelo de sujeción de las Iglesias al Estado.
Estos instrumentos buscaban limitar o suprimir la participación de las iglesias en general en la vida pública, pero dadas algunas características de la legislación, en algunos estados se llegaron a establecer leyes que obligaban a que los ministros de culto fueran personas casadas y se prohibía la existencia de comunidades religiosas, además de limitar el culto religioso únicamente a las iglesias, así como prohibir el uso de hábitos fuera de los recintos religiosos.
La Guerra Cristera se vivió intensamente en Querétaro, especialmente en el municipio de Colón, donde se registró un fuerte levantamiento armado en defensa de la libertad religiosa. Los habitantes de Colón, motivados por la fe y la figura de la Virgen de Dolores de Soriano, se enfrentaron a las fuerzas federales. Personajes como Jesús Frías, Agripina Montes Valdelamar (conocida como La Coronela) y Norberto García de la Vega jugaron roles clave en el conflicto. La zona también fue escenario de persecución y violencia, con inmuebles dañados y personas ejecutadas por su participación en el movimiento.
La lucha en Colón dejó huellas en la Basílica de Soriano, con impactos de bala, y se registraron ejecuciones como la de Norberto García, incluso después de la supuesta finalización del conflicto. Es decir, en Colón se ha desarrollado la “Ruta Cristera”, un recorrido que permite conocer sitios emblemáticos relacionados con el movimiento, como casas de personajes involucrados y lugares de enfrentamientos.
Sin embargo, a pesar del cese oficial de la Guerra Cristera en 1929, en Querétaro continuaron los conflictos, especialmente en la Sierra Gorda y el valle de San Juan del Río, donde grupos gavilleros y civiles mantuvieron la lucha contra las políticas anticlericales y pro agrarias del gobierno.
Algo que hay que destacar es que 12 años antes, es decir el 8 de agosto de 1914, ya existían conflictos entre el clero y el gobierno de Querétaro, se tiene registro que en esa fecha, se realizó en Querétaro la “quema de confesionarios”, acción que ordenó el entonces gobernador José Siurob Ramírez. Llegó gente enviada por el gobernador al templo de San Francisco y otras iglesias para sacar los confesionarios y quemarlos, lo que provocó el disgusto de los queretanos.
El ateo y librepensador José Siurob emprendió una feroz persecución a la iglesia y los sacerdotes; saqueó, y profanó templos. Igualmente el colegio atendido por franceses fue saqueado por órdenes de Siurob, quien incluso mandó a sacar sin piedad a los niños y no respetó siquiera al cónsul, señor Proal, quien se dio a la tarea de consolar y buscar destino a los estudiantes.