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Origen de los informes presidenciales en México

Información Heidy Wagner

 

El mandato que obliga a los titulares del ejecutivo federal a rendir cuentas sobre el estado que guarda nuestro país tiene como origen nuestra Constitución Política. Al revisar los registros históricos de este ejercicio, encontramos el primer antecedente en una disposición de la Constitución española de 1812, que establecía la asistencia obligatoria del Rey a la apertura de las Cortes. Mientras que en nuestro país se considera que Agustín de Iturbide (1822-1823) fue quien inauguró el formato de los informes, aunque éstos no fueron constantes ni regulares. Para informar a la población sobre decisiones importantes de su gobierno, Iturbide y el Congreso emitieron proclamas y decretos.
El antecedente sobre el informe presidencial se tiene en la etapa inicial del México Independiente y pertenece a Guadalupe Victoria, el primer presidente de la nación, quien el 1º de enero de 1825 (hace 200 años) pronunció su discurso ante el Congreso de la Nación para cumplir con lo que la Constitución de 1824, en su artículo 68, dictaba: el Presidente de la federación asistiría a la primera sesión del Congreso, con el fin de pronunciar “un discurso análogo a este acto tan importante”.

 

A pesar de no ser necesario presentar un informe por escrito sino solamente un discurso, los medios de información del Estado recuperaron aquel primer informe. El periódico El Sol registró en su primera página las palabras pronunciadas por Guadalupe Victoria, las cuales más que comentar la apertura del primer Congreso de la República Federal estuvieron encaminadas a dar una breve relación de sus primeros meses de gobierno, informando sobre la situación del ejército, de la Suprema Corte de Justicia y los trabajos diplomáticos de México con las otras naciones, es decir, temas que denotaban el contexto político, económico y social por el que atravesaba el país recién constituido como República Federal. Aquel discurso estableció la imagen del presidente como ente capaz de enmendar los problemas del país.

Sin embargo, la convulsiva situación del país durante el siglo XIX causó que varios de los presidentes de aquel siglo no lograran terminar su periodo de gobierno ya fuera por traiciones, sublevaciones militares, abandono del cargo, invasiones extranjeras o golpes de Estado, que daban como resultado que el Poder Ejecutivo cambiara de acuerdo con la facción política o militar que se atribuía el poder.
Por esa razón los discursos que fueron pronunciados por los presidentes del siglo XIX son transcendentales ya que son el reflejo del estado que presentaba el Poder Ejecutivo en determinados periodos, un poder que en ocasiones era dominante y otras ausente, motivo por el cual dentro de la historia nacional de este siglo tenemos presidentes que sobresalen mientras que otros pasan desapercibidos.

•	Origen de los informes presidenciales en México

Benito Juárez ejemplifica dicha idea, considerado ejemplo de cómo un mandatario debe superar las adversidades, pues en su periodo de gobierno tuvo que sobrellevar la Guerra de Reforma, la Segunda intervención francesa y la Restauración de la República, acontecimientos que quedaron señalados en dos de sus informes pronunciados ante los representantes de la soberanía del pueblo. Ambos, más que referir un informe detallado sobre la Administración Pública, fueron encaminados a un discurso sobre el contexto político y social por el cual había atravesado la República Mexicana. El primero fue pronunciado el 9 mayo de 1861 ante la apertura de sesión del Congreso de la Unión, como se marcaba en la Constitución de 1857, las líneas de ese informe hacían referencia a la guerra civil y al sacrificio de los ciudadanos que después de tres años de sangriento combate se había logrado defender la causa de la Constitución y el proceso de la reforma.

El segundo discurso pronunciado ante los congresistas, fue emitido el 8 de diciembre de 1867. Las palabras emitidas por el representante del Poder Ejecutivo transmitieron un claro mensaje de agradecimiento al pueblo por su participación en la defensa de la independencia y de las instituciones, pues prácticamente de 1861 a 1867 se había combatido al gobierno invasor a lo largo de todo el territorio. Asimismo, fue un llamado a las otras naciones a respetar la soberanía de la nación mexicana, que aplicaría toda la Ley a cualquier invasor, poniendo como ejemplo la ejecución de Maximiliano de Habsburgo.

Como se puede observar, ambos informes fueron encaminados a denotar la lucha por la persistencia de la República a manos de los liberales y del pueblo mexicano, así como a hacer notar un Estado fuerte en el cual prevalecía, ante cualquier cosa, los principios de la ley y que defendía el proceso de la reforma, necesario para el progreso del país.
Aquel periodo del Poder Ejecutivo culminaría con la muerte de Benito Juárez, desatando una lucha por el poder entre Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Porfirio Díaz, siendo este último quien a través del pronunciamiento militar alcanzaría el poder y lo perpetuaría por más de 30 años. Sus informes presentados a los congresistas no “ofrecerían novedades extraordinarias” pues su gobierno con mano dura marcó un periodo de aparente paz y progreso, en donde los disidentes eran silenciados, las obras proseguían, las funciones de las intuiciones continuaban y los servicios se ampliaban; sin embargo, los beneficios eran para la clase que mantenía el poder, mientras que las condiciones del campesino, del obrero y del pueblo en general se volvían menos llevaderas, circunstancias que sumadas al descontento de la inmovilidad política del país conducirían a la Revolución Mexicana encabezada en un inicio por Francisco I. Madero.

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La primera etapa de la Revolución culminaría con el proceso democrático que llevó a Madero al poder. El 16 de septiembre de 1912 presentó su primer informe en la apertura de sesión del XXVI Congreso de la Unión, en el cual rescataba el cambio que a raíz de la Revolución se había dado en la nación, tal como la emanación legítima de un gobierno a través del voto popular, la conquista del sufragio y de la no-reelección.

Sin embargo y como reconocía Madero, el movimiento revolucionario no había culminado ahí, pues algunos puntos del territorio aún se encontraban alzados abanderando la lucha de otras demandas como era el caso del estado de Morelos donde el campesino sostenía una contienda por la tierra concentrada en manos de los grandes hacendados. Debido a que en 1913 fue víctima del magnicidio, junto con el vicepresidente José María Pino Suarez, confabulado por Victoriano Huerta, éste fue su único informe.

Una nueva etapa dentro de la Revolución se presentó con Venustiano Carranza quien desconocería la vestidura presidencial de Victoriano Huerta llamando a los demás gobernadores, militares y al pueblo en general a sumarse a la conformación del Ejército Constitucionalista y defender los principios legalistas de la nación. De este proceso surgió la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, siendo Venustiano Carranza el primer presidente que gobernaría con esta nueva Carta Magna que en su artículo 69 retomó la presentación del informe, esta vez con la obligación de dar cuenta sobre la administración que se encuentra a su cargo, asimismo se sumó que tenía que ser por escrito, lo que volvió al informe presidencial un documento de evidencia del actuar del Poder Ejecutivo.

En la Biblioteca – Hemeroteca “Ignacio Cubas” del Archivo General de la Nación se pueden consultar varios informes presidenciales que quedaron registrados en varios periódicos nacionales como El Sol, El Siglo XIX, así como en los medios informativos oficiales del Estado entre ellos el Diario Oficial de la Federación.
Ahora bien, gracias al avance tecnológico en los medios de comunicación, en 1936, por primera vez se transmitió por radio el mensaje con motivo del segundo informe de gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. Y en 1950, en televisión se emitió el cuarto informe de Miguel Alemán, con lo que se alcanzó una difusión masiva.

Como hecho anecdótico, el mensaje más largo emitido con motivo del informe de gobierno, fue el pronunciado por el presidente Abelardo L. Rodríguez en 1934, el cual tuvo una duración de 7 horas y 35 minutos. Por lo que durante algunos años se concedieron permisos a los trabajadores para escuchar el mensaje del presidente.
Si bien, dentro de la Constitución de 1917 se estableció la obligación de rendir el informe el 1º de septiembre de cada año. Entre 1986 y 1993, la fecha se cambió al 1º de noviembre, regresando a su fecha inicial posteriormente.

 

• Frases inolvidables de los presidentes de la república en sus informes:
Guadalupe Victoria, dijo aunque hubo problemas financieros, se había logrado armar al Ejército y pagar la nómina de empleados del Gobierno.

En su Primer Informe de Gobierno, el presidente Pascual Ortiz Rubio (1930 – 1932) propuso celebrar a Quetzalcóatl el 6 de enero y dejar de celebrar el Día de los Santos Reyes.
Gustavo Díaz Ordaz, 1964 a 1970, luego de la matanza de Tlatelolco, en su siguiente informe dijo: “Hemos sido tolerantes, pero todo tiene un límite”. En su tercer informe de gobierno, es decir, 3 años después del Jueves de Corpus en 1971 donde los Halcones, un grupo paramilitar irrumpió en una manifestación estudiantil, golpeando y matando estudiantes del IPN, Luis Echeverría Álvarez dijo: “Hemos preservado la paz social”.

José López Portillo y Pacheco, en su VI informe de su fatuo y banal gobierno, declaró, “Ya nos saquearon. México no se ha acabado. ¡No nos volverán a saquear!” además rumbo al final de su mandato lanzó una frase ante un difícil panorama económico que vivía el país al inicio de la década de los 80’s “se comprometió a ‘defender el peso como un perro”.
Pero JOLOPO fue más allá en ese su último informe, luego de que el peso se encontraba devaluado y la economía mexicana en crisis, con lágrimas (de cocodrilo), dijo: “A los desposeídos y marginados, a los que hace seis años les pedí un perdón que he venido arrastrando como responsabilidad personal”. Aunado a que López Portillo es considerado el presidente más aplaudido durante un informe presidencial, fue interrumpido por las ovaciones de los asistentes en 40 ocasiones.

En su último informe de Gobierno, Miguel de la Madrid declaró que, las elecciones de ese junio, “fue un proceso electoral de importancia histórica”, ante lo cual, los diputados Porfirio Muñoz Ledo y Jesús Luján, le reclamaron que la caída del sistema (responsabilidad de Manuel Bartlett) donde le robaron la votación a Cuauhtémoc Cárdenas para darle el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.
En su último informe de gobierno, Carlos Salinas de Gortari pronunció lo que sería, su frase más célebre, refiriéndose a la oposición: “Ni los veo ni los oigo”.
Ernesto Zedillo, un tecnócrata puro, en su cuarto informe de gobierno dijo: “Con toda honestidad: “señoras y señores, debemos admitir qué en la seguridad pública, los tres poderes de la Unión y los tres órdenes de gobierno le hemos fallado a la ciudadanía”, y eso que, no estábamos en los niveles de inseguridad pública que tenemos hoy en día.

El informe más corto, en 2006 los diputados no permitieron que Vicente Fox leyera su Informe a modo de protesta, por lo que entregó su último informe de Gobierno entrando al recinto parlamentario por el sótano, ante los reclamos de los allegados a López Obrador que aseguraban que Calderón les había robado la elección. “Ante la imposibilidad de dar un mensaje, me retiro”, dijo.

En 2010, se modificó la manera en que los presidentes deberían entregar su informe, para luego dar un discurso, y, para evitar las increpaciones, el Secretario de Gobernación sería quien, entrega informe. Sin embargo, después de ello, se hace un discurso privado, donde podemos rescatar frases de Felipe Calderón: “El objeto medular del Gobierno es lograr la seguridad pública de la ciudadanos y no única ni principalmente combatir al narcotráfico” y agregó: “Combatimos con determinación al crimen organizado porque es nuestra obligación constitucional y ética, porque es el ámbito delictivo que compete al ámbito federal y porque el crimen organizado ha alterado de manera significativa la paz de los ciudadanos”.

Enrique Peña Nieto, en su último informe dijo: “Estoy consciente de que no alcanzamos el objetivo de dar paz y seguridad a los 32 estados.” Además apuntó: “Gracias a mi esposa Angélica por la compañía, la fortaleza y el apoyo permanente, que incondicionalmente me ha dado”, y al poco tiempo se divorció.

Andrés Manuel López Obrador en su más reciente informe sostuvo: “A pesar de las adversidades, estamos saliendo adelante” y “También es conveniente expresar que más allá del simple crecimiento económico, lo fundamental estriba en desterrar la corrupción y los privilegios para destinar todo lo obtenido y ahorrado en beneficio de la mayoría del pueblo”.