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Origen de pinturas en los templos de México.

Información: Heidy Wagner

 

Hace más de nueve mil años aparecieron en Querétaro las primeras expresiones de arte rupestre, extendidas en más de 250 sitios registrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Es decir aquí, los antiguos habitantes marcaron territorio en las rocas de Peñamiller, Colón, Cadereyta, Tequisquiapan, San Juan del Río y Amealco –entre otros municipios- y dejaron a través de imágenes el manifiesto de su presencia.
Ahora bien, el origen de la pintura en templos de México, incluyendo a Querétaro, se remonta a la época prehispánica (mayas, aztecas) con fines rituales y de transmisión de conocimiento, pero su esplendor y desarrollo en interiores de iglesias coloniales, especialmente en Querétaro, se da con el arte Barroco (siglos XVII-XVIII) y post-barroco, donde retablos y murales narran la fe católica, destacando ejemplos como el Convento de San Agustín y la recuperación de pinturas del siglo XVI en iglesias.

 

 

Origen de pinturas en los templos de México.

 

 

Las culturas mesoamericanas como Mayas y Aztecas usaban pintura en templos y códices para expresar su cosmovisión, mitos y rituales religiosos, como sacrificios y petición de lluvias, una tradición que se encuentra incluso en arte rupestre queretano de hace miles de años. Con la llegada de los españoles, la pintura se convierte en una herramienta clave para la evangelización católica, decorando los interiores de las nuevas iglesias y conventos.
De tal suerte que Querétaro se convierte en un centro artístico importante. Se desarrolla un barroco exuberante, donde retablos dorados y pinturas murales llenan los espacios, como se ve en el Templo y Ex Convento de San Agustín, con su detallada ornamentación barroca en claustros y portadas.

 

Origen de pinturas en los templos de México.

 

Aunque muchas obras no se firmaban, o los nombres se han perdido con el tiempo, la documentación histórica y los estudios de arte virreinal mencionan a varios artistas y talleres que trabajaron en la región y en la Nueva España en general.
Fue entonces que se popularizan óleos sobre lienzo y murales que narran vidas de santos, pasajes bíblicos y la historia de la fe. Se cubren muros, bóvedas y cúpulas con escenas que instruyen a los fieles. A lo largo del siglo XX, restauradores mexicanos han descubierto y restaurado valiosas pinturas coloniales, incluso del siglo XVI, en templos queretanos, revelando la riqueza artística original.

 

 

Origen de pinturas en los templos de México.

Los pintores trabajaban generalmente en talleres (obradores) y seguían pautas y temas religiosos específicos, combinando a menudo las técnicas europeas con motivos y mano de obra indígena. Entre los nombres que resuenan en la pintura virreinal mexicana y que pudieron tener influencia o presencia en Querétaro, se encuentran:
Miguel Cabrera, un artista muy reconocido del siglo XVIII, cuya serie pictórica sobre la vida de San Ignacio se realizó para el colegio queretano de la Compañía de Jesús (hoy Museo Regional de Querétaro). Juan Correa, pintor mulato del siglo XVII y principios del XVIII, conocido por sus escenas llenas de sincretismo cultural, José de Ibarra otro pintor notable del siglo XVIII, y la familia Arellano, pintores activos a principios del siglo XVIII reconocidos en la Nueva España.

 

Aunque hay que decir que frecuentemente, la pintura mural y decorativa de los templos fue realizada por artistas y artesanos locales (indígenas y mestizos) cuya labor no siempre quedaba registrada individualmente, pero cuya habilidad se refleja en el detalle y la fusión de estilos.
Finalmente es importante decir que el Museo de Arte de Querétaro y el Museo Regional de Querétaro albergan una importante colección de arte sacro y pintura virreinal de la región, que permite apreciar el estilo y la calidad de las obras de la época.